Relato escrito en abril del 2006.
Ubicación geográfica: Norte de Jujuy.
Datos:
Fecha del viaje: marzo/2.006.
Integrantes: 2 personas: Carlos y Susana, los abuelos en su auto Renault 9.
Itinerario: salida desde Lomas del Mirador (Gran Bs. As.), ciudad de Santiago del Estero, Rosario de La Frontera (Salta), en provincia de Jujuy, Humahuaca, Susques y Purmamarca, Rosario de La Frontera (Salta), Rafaela (Santa Fe) y regreso a Lomas del Mirador (Gran Bs. As.).Extensión: 5.053 kms. Duración: 12 días.
Itinerario: salida desde Lomas del Mirador (Gran Bs. As.), ciudad de Santiago del Estero, Rosario de La Frontera (Salta), en provincia de Jujuy, Humahuaca, Susques y Purmamarca, Rosario de La Frontera (Salta), Rafaela (Santa Fe) y regreso a Lomas del Mirador (Gran Bs. As.).Extensión: 5.053 kms. Duración: 12 días.
RELATO.
Día 6- 8:30 Hs desayuno y en colectivo regular de línea salimos por RN 9 al norte con destino final La Quiaca distante 175 km y a 3.442 msnm.
A poco de salir comienza la cuesta de Azul Pampa -que sube hasta los 3.730 msnm- dejando atrás el paisaje de la quebrada y comenzando la puna.
Tres Cruces con 3.707 msnm es puerta de salida de los minerales de plomo, plata y zinc extraídos de los yacimientos de la zona.
Abra Pampa con 3.484 msnm, en alguna oportunidad se la denominó “Siberia Argentina” por lo desolado del lugar es un centro de servicios que nuclea a la población de la puna jujeña, y donde se han plantado olmos siberianos para mitigar el rigor climático.
Luego viene la laguna Rontuyoc, visible al este de la ruta, Puesto del Marqués, La Intermedia, Pumahuasi y La Quiaca, previa detención por un piquete.
Esta es una ciudad fronteriza con Bolivia, el final de la RN 9 y antigua posta de camino al norte.
Día 6- 8:30 Hs desayuno y en colectivo regular de línea salimos por RN 9 al norte con destino final La Quiaca distante 175 km y a 3.442 msnm.
A poco de salir comienza la cuesta de Azul Pampa -que sube hasta los 3.730 msnm- dejando atrás el paisaje de la quebrada y comenzando la puna.
Tres Cruces con 3.707 msnm es puerta de salida de los minerales de plomo, plata y zinc extraídos de los yacimientos de la zona.
Abra Pampa con 3.484 msnm, en alguna oportunidad se la denominó “Siberia Argentina” por lo desolado del lugar es un centro de servicios que nuclea a la población de la puna jujeña, y donde se han plantado olmos siberianos para mitigar el rigor climático.
Luego viene la laguna Rontuyoc, visible al este de la ruta, Puesto del Marqués, La Intermedia, Pumahuasi y La Quiaca, previa detención por un piquete.
Esta es una ciudad fronteriza con Bolivia, el final de la RN 9 y antigua posta de camino al norte.
Una recorrida por sus calles y la zona del mercado, luego buscamos un vehículo que nos transportara a la localidad de Yavi, distante a 16 km al este con 3.500 msnm.
EL LUGAR.Yavi esta ubicada sobre un pequeño valle adjunto al río de igual nombre y es un antiquísimo pueblo con construcciones de adobe sobre una meseta en declive que remata en cerros cercanos. Con paisaje árido a su alrededor y solamente vegetación tupida en cercanías del río.
Visitamos su iglesia de Nuestra Señora del Rosario y San Francisco (MHN) anterior al año 1676, de construcción simple y con un interior no muy grande que contrasta con el lujoso alhajamiento, ricas tallas del maderamen del coro, ornamentación en el púlpito y los dorados del altar mayor.
Ubicada en el centro de un pequeño predio cerrado por una calle circular de piedra, posee imágenes de gran calidad hechas en tallas de madera de maguey y una colección de antiguas pinturas.
A un costado de ella se ubica la Casa del Marqués de Tojo donde funciona un museo histórico con salas rectangulares que rodean un gran patio cuadrado.
Allí funciona una biblioteca pública y una muestra arqueológica con piezas halladas en la zona.
Ya avanzada la tarde y finalizada una recorrida por sus calles aledañas y parte del curso del río regresamos al “centro” para ubicar otro vehículo que nos devolviera a La Quiaca.
Allí encontramos a una turista oriunda de Mercedes pcia Bs As, que tenía igual meta que nosotros: regresar con algo a La Quiaca.
El panorama era desolador, un pueblo casi sin habitantes, de edificaciones extremadamente antiguas, veredas altas, calles de ripio y tierra, un sol a pleno y calor.
Solo unas voces lejanas desde la escuela, algunos niños jugando al fútbol en patio de piedra.
Visitamos su iglesia de Nuestra Señora del Rosario y San Francisco (MHN) anterior al año 1676, de construcción simple y con un interior no muy grande que contrasta con el lujoso alhajamiento, ricas tallas del maderamen del coro, ornamentación en el púlpito y los dorados del altar mayor.
Ubicada en el centro de un pequeño predio cerrado por una calle circular de piedra, posee imágenes de gran calidad hechas en tallas de madera de maguey y una colección de antiguas pinturas.
A un costado de ella se ubica la Casa del Marqués de Tojo donde funciona un museo histórico con salas rectangulares que rodean un gran patio cuadrado.
Allí funciona una biblioteca pública y una muestra arqueológica con piezas halladas en la zona.
Ya avanzada la tarde y finalizada una recorrida por sus calles aledañas y parte del curso del río regresamos al “centro” para ubicar otro vehículo que nos devolviera a La Quiaca.
Allí encontramos a una turista oriunda de Mercedes pcia Bs As, que tenía igual meta que nosotros: regresar con algo a La Quiaca.
El panorama era desolador, un pueblo casi sin habitantes, de edificaciones extremadamente antiguas, veredas altas, calles de ripio y tierra, un sol a pleno y calor.
Solo unas voces lejanas desde la escuela, algunos niños jugando al fútbol en patio de piedra.
EL PERSONAJE y su MEDIO.
Pasaron dos vehículos con resultado negativo: el primero no había capacidad para tres personas más; el segundo -una camioneta- no era su destino.
A medida que avanzaba el tiempo empezaba a crecer un poco nuestra preocupación, pues se acercaba el horario de salida para el regreso en el colectivo de línea.
Oh sorpresa!! vemos venir solo un coche con el conductor y me dije: ésta es la nuestra.
Pasaron dos vehículos con resultado negativo: el primero no había capacidad para tres personas más; el segundo -una camioneta- no era su destino.
A medida que avanzaba el tiempo empezaba a crecer un poco nuestra preocupación, pues se acercaba el horario de salida para el regreso en el colectivo de línea.
Oh sorpresa!! vemos venir solo un coche con el conductor y me dije: ésta es la nuestra.
Las mujeres dijeron: en eso.. vos estas loco!!
El “remís” -luego de mirarlo bien- era un Fiat modelo 1500 de alrededor del año 68 un poquito…, bastante…, muy caído!!, pero andaba.
Su conductor, un puneño (supongo de no mucha edad) de características similares al Fiat, con solo 3 o 4 dientes expuestos en cada sonrisa, muy cordial se ganó el viaje.
Por que se lo ganó, por que se cobra $ 1.00 per cápita y se juntan 4 personas, así el viaje vale $ 4,00. Nosotros somos tres pero igual pagamos por los cuatro.
Aceptó contento, subieron las mujeres atrás y yo al lado del puneño e iniciamos la vuelta a La Quiaca.
El remís hacía más ruido que enloquecido baterista de rock, el tapizado casi no había, lo poco que le quedaba eran jirones, los vidrios de las ventanillas delanteras no se si estaban bajos o no existían, el espejo retrovisor bailaba al compás del camino, igual no tenía espejo.
Nos pusimos a charlar con el conductor puneño, muy simpático, ameno, alegre y conocedor de la zona y de las dificultades allí existentes.
Comenzamos alegremente y con mucha buena onda, así que pregunta va, respuesta viene durante todo el recorrido.
-Yo: está un poco caído el Fiat?.
-El: si un poco, pero anda bien y tira. Tiene que seguir ayudándome todavía, me colgó el Escort y despliega una sonrisa amplia.
-Yo: como fue eso, que le pasó?
-El: Compré un Escort un poco más moderno, pero se me fundió, bah me jodieron. Así que volví a rescatar el Fiat que lo había dejado en el gallinero, lo puse en marcha otra vez y salio de nuevo a caminar.
-Yo: como es eso del gallinero?
-El: Sí lo había tirado en el fondo, y las gallinas dormían adentro, en los asientos, sobre el tablero, si busca por ahí debe haber algunos granos todavía y risa amplia con los 4 dientes a la vista.
-Yo: bueno las que tuvieron suerte son las gallinas, ahora viven en casa más nueva, le van a pedir mejor comida.
-El: Tiene razón, eso no lo había pensado, ahora ya era carcajada a boca abierta, y dientes libres.
-Yo: le hizo alguna limpieza cuando salió del gallinero y antes de sentarse al volante?, a ver si bajamos premiados.
-El: Sí lo repasé todo, no creo que haya quedado algún resto de cag… de las gallinas. Pero cuando se bajen revisen por las dudas. Otra gran carcajada; ya los dientes no importaban.
El “remís” -luego de mirarlo bien- era un Fiat modelo 1500 de alrededor del año 68 un poquito…, bastante…, muy caído!!, pero andaba.
Su conductor, un puneño (supongo de no mucha edad) de características similares al Fiat, con solo 3 o 4 dientes expuestos en cada sonrisa, muy cordial se ganó el viaje.
Por que se lo ganó, por que se cobra $ 1.00 per cápita y se juntan 4 personas, así el viaje vale $ 4,00. Nosotros somos tres pero igual pagamos por los cuatro.
Aceptó contento, subieron las mujeres atrás y yo al lado del puneño e iniciamos la vuelta a La Quiaca.
El remís hacía más ruido que enloquecido baterista de rock, el tapizado casi no había, lo poco que le quedaba eran jirones, los vidrios de las ventanillas delanteras no se si estaban bajos o no existían, el espejo retrovisor bailaba al compás del camino, igual no tenía espejo.
Nos pusimos a charlar con el conductor puneño, muy simpático, ameno, alegre y conocedor de la zona y de las dificultades allí existentes.
Comenzamos alegremente y con mucha buena onda, así que pregunta va, respuesta viene durante todo el recorrido.
-Yo: está un poco caído el Fiat?.
-El: si un poco, pero anda bien y tira. Tiene que seguir ayudándome todavía, me colgó el Escort y despliega una sonrisa amplia.
-Yo: como fue eso, que le pasó?
-El: Compré un Escort un poco más moderno, pero se me fundió, bah me jodieron. Así que volví a rescatar el Fiat que lo había dejado en el gallinero, lo puse en marcha otra vez y salio de nuevo a caminar.
-Yo: como es eso del gallinero?
-El: Sí lo había tirado en el fondo, y las gallinas dormían adentro, en los asientos, sobre el tablero, si busca por ahí debe haber algunos granos todavía y risa amplia con los 4 dientes a la vista.
-Yo: bueno las que tuvieron suerte son las gallinas, ahora viven en casa más nueva, le van a pedir mejor comida.
-El: Tiene razón, eso no lo había pensado, ahora ya era carcajada a boca abierta, y dientes libres.
-Yo: le hizo alguna limpieza cuando salió del gallinero y antes de sentarse al volante?, a ver si bajamos premiados.
-El: Sí lo repasé todo, no creo que haya quedado algún resto de cag… de las gallinas. Pero cuando se bajen revisen por las dudas. Otra gran carcajada; ya los dientes no importaban.
-Yo: no habrán quedado en el Fiat algunos huevos de las ponedoras?
-El: Nooo!!, seguro que no. Los guaguas grandes se encargan de recojerlos, para la tortilla.
A esta altura, atrás las mujeres no salían de su asombro, comentarios entre ellas y un poco de participación en la charla. La señorita de Mercedes meta sacar fotos con su cámara digital.
Era una representación de teatro: el puneño y yo en el escenario, ellas el público.
En las curvas sonaban fuertes ruidos de las ruedas o tren delantero, aparte de todos los demás del coche.
-Yo: funciona la bocina?
-El: no sé, pero no hace falta, el Fiat sólo se hace oir.
Esta vez las carcajadas fueron de todos y comprendimos que era lo único que había.
A esta altura, atrás las mujeres no salían de su asombro, comentarios entre ellas y un poco de participación en la charla. La señorita de Mercedes meta sacar fotos con su cámara digital.
Era una representación de teatro: el puneño y yo en el escenario, ellas el público.
En las curvas sonaban fuertes ruidos de las ruedas o tren delantero, aparte de todos los demás del coche.
-Yo: funciona la bocina?
-El: no sé, pero no hace falta, el Fiat sólo se hace oir.
Esta vez las carcajadas fueron de todos y comprendimos que era lo único que había.
-Yo: llegaremos a La Quiaca?.
-El: seguro, apostamos algo?
-Yo: no que pierdo, pero lo decía por la hora de salida del colectivo.
-El: risa pícara, entendió la ironía y mi safada.
La conversación siguió con respecto al estado de los caminos de la puna y las precauciones a tener en cuenta.
Le comenté una idea que me daba vueltas: salir de La Quiaca a Santa Catalina y bajar por el lado oeste de la laguna de Los Pozuelos para pasar por Laguinillas y Rinconadas en un auto común.
Me dijo: hágalo sin miedo y confirmó datos que yo ya conocía. Proporcionó otros más que son para tener presente; demostraba ser un experto conocedor de las dificultades de la zona y como encarar las cosas para pasar los inconvenientes que puedan presentarse.
Agregó, ahora necesitan camionetas 4 x 4 para andar por la puna, pero le cuento algo, yo lo he hecho un tiempo atrás y con éste mismo Fiat, solo hay que elegir la época del año, llevar bidón con nafta, unas herramientas y alfombras de goma por si se queda en el barro.
Al llegar a La Quiaca nos acercó lo más posible puente internacional, pero esquivando hacerse ver en la zona del mercado, por las dudas me dijo:
A buen entendedor pocas palabras dice el refrán: el no era remisero y no quería ser detectado por los caporales que operan los servicios.
No existió ningún inconveniente, aboné el viaje con $ 5,00 dejándole el peso sobrante de propina. A su vez la señorita que nos acompañaba quería pagar su parte; le fue entregada al puneño.
Esta vez la sonrisa fue muy grande, auténtica, satisfecha. Muy cordialmente nos saludamos y despedimos, nos dio su nombre pero lamentablemente no lo recuerdo.
CONCLUSIONES.Comentamos entre nosotros tres lo vivido en esos 16 km. Fueron 16 km de experiencias de vida. Como una sencilla persona nos enseña tantas cosas que desconocemos.
Tratamos de entender como una familia con esposa y varios hijos se la debe rebuscar para “vivir” en condiciones difíciles de una zona extrema con escasas oportunidades.
Otra bella historia de vida que deja un mayor conocimiento la nuestra gente de alejadas latitudes y de sus costumbres.
Las fotografías son de nuestra propiedad.
Experiencia vivida por Carlos Massarutto y Susana Villa en Mar/2006 de Lomas del Mirador- Bs As.
La conversación siguió con respecto al estado de los caminos de la puna y las precauciones a tener en cuenta.
Le comenté una idea que me daba vueltas: salir de La Quiaca a Santa Catalina y bajar por el lado oeste de la laguna de Los Pozuelos para pasar por Laguinillas y Rinconadas en un auto común.
Me dijo: hágalo sin miedo y confirmó datos que yo ya conocía. Proporcionó otros más que son para tener presente; demostraba ser un experto conocedor de las dificultades de la zona y como encarar las cosas para pasar los inconvenientes que puedan presentarse.
Agregó, ahora necesitan camionetas 4 x 4 para andar por la puna, pero le cuento algo, yo lo he hecho un tiempo atrás y con éste mismo Fiat, solo hay que elegir la época del año, llevar bidón con nafta, unas herramientas y alfombras de goma por si se queda en el barro.
Al llegar a La Quiaca nos acercó lo más posible puente internacional, pero esquivando hacerse ver en la zona del mercado, por las dudas me dijo:
A buen entendedor pocas palabras dice el refrán: el no era remisero y no quería ser detectado por los caporales que operan los servicios.
No existió ningún inconveniente, aboné el viaje con $ 5,00 dejándole el peso sobrante de propina. A su vez la señorita que nos acompañaba quería pagar su parte; le fue entregada al puneño.
Esta vez la sonrisa fue muy grande, auténtica, satisfecha. Muy cordialmente nos saludamos y despedimos, nos dio su nombre pero lamentablemente no lo recuerdo.
CONCLUSIONES.Comentamos entre nosotros tres lo vivido en esos 16 km. Fueron 16 km de experiencias de vida. Como una sencilla persona nos enseña tantas cosas que desconocemos.
Tratamos de entender como una familia con esposa y varios hijos se la debe rebuscar para “vivir” en condiciones difíciles de una zona extrema con escasas oportunidades.
Otra bella historia de vida que deja un mayor conocimiento la nuestra gente de alejadas latitudes y de sus costumbres.
Las fotografías son de nuestra propiedad.
Experiencia vivida por Carlos Massarutto y Susana Villa en Mar/2006 de Lomas del Mirador- Bs As.
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