viernes, 4 de agosto de 2017

CACHI – SALTA.
Un ejemplo de Buena Educación.

Relato escrito en agosto del 2017.
Ubicación geográfica: NO de Argentina.


Datos.
* Fecha del viaje: octubre/2.000.
* Integrantes: el matrimonio de Carlos y Susana en empresa de transporte de línea.
* Motivo: celebración con demora de los 25 años de casados; además otros dos objetivos: Cachi con la cuesta del Obispo y el tren a las nubes.
* Itinerario: salida desde terminal de ómnibus de Liniers  en viaje directo a ciudad de Salta y regreso en avión a destino.
* Extensión: 4500 km.   Duración: 7 días.

Nota Previa: hemos escrito en agosto/2017 un viaje realizado en octubre/2003, casi 14 años después.
Nos basamos solo en la memoria, ya que contamos con pocas anotaciones.
Por ello quizás, olvidemos algunos detalles, que e
speramos sean pocos.
El motivo del viaje fue un regalo que nos dimos: cumplir 30 años de casados.
2da Nota Previa: Siempre acostumbramos a viajar en nuestro vehículo, pero para esta ocasión se desató un inconveniente.
Resulta que poco tiempo atrás fui sometido a una operación quirúrgica; por supuesto ya tenía el alta médica respectiva,
Mi opinión era realizar -como siempre- el viaje en automóvil. Mi esposa no opinaba igual.
Sus razones eran: viaje extenso, mucho manejo, correr riesgos innecesarios, etc.
Además, hacer algo distinto a lo acostumbrado y disfrutar como turistas convencionales en ésta celebración.
Por supuesto la decisión fue dejar descansar el R-9 en el garage!!. 

RELATO.
Día 3- jueves 3/10/2000:
·        hoy nos toca viajar a una localidad y caminos no conocidos pero de los cuales tenemos excelentes referencias.
Desayunamos y caminando a la terminal de ómnibus para abordar el colectivo que nos lleva al extremo norte del los valles Calchaquíes.
En la dársena de salida el citado vehículo: modelo antiguo, de muchos años de vida, frontal, motor interno, doble fila de dos asientos comunes y angosto pasillo.
Las bodegas ya estaban completas de paquetes y bultos de los pasajeros, pero continuaba la carga sobre el techo, en el portaequipaje; hasta la rueda de auxilio viajaba en él y una bicicleta todo terreno de un turista de llamativa remera y bermudas que componía el pasaje.
Había bastantes pasajeros con niños y más paquetes en sus manos, así que subimos lo más pronto posible para ubicarnos en los asientos que teníamos asignados: el primero del lado derecho para tener toda la visión completa del frente y de ese costado.
Partió en horario y se dirigió al sur levantando pasajeros con niños y bultos que se sumaban al portaequipaje o dentro del colectivo durante todo el trayecto.
Estimo que la proporción es: una madre, cinco hijos y 15 paquetes todos adentro!!!.
Pasó por Cerrillos e ingresó en Chicoana; subieron pasajeros, maestras y escolares; introdujo encomiendas para debía bajar en distintos puntos del recorrido, como ser: bolsas con pan, alimentos, discos de arado, embrague de un vehículo, herramientas y no recuerdo que otras cosas más.
Nuestra visión se limitaba solo a la ventanilla del lado derecho, del parabrisas del frente???
Fin del asfalto e inicio del ripio; se comenzó a trepar por la quebrada de Escoipe, a bajar pasajeros y a dejar bultos en puntos acordados donde esperaba alguien para recibirlos.


También fueron subiendo alrededor de 10 o 12 niños de guardapolvo blanco hacia alguna escuela rural.
El comportamiento, tanto del pasaje como de los escolares era excelente; muchisímos viajaban parados y apretujados pero sin ninguna queja ni molestia hacia los demás.
Nos llamó la atención el respeto y educación de los escolares: cada uno de ellos a medida que fueron ascendiendo al colectivo saludaron y solicitaron permiso para ubicarse en el final.
Durante el trayecto en que viajaron permanecieron silenciosos y no hubo ni gritos ni bullicio.
En un punto, sobre el mismo camino, una maestra rural esperaba frente a su escuela; bajaron todos los escolares saludando con “hasta luego” al conductor y al pasaje.
El camino de la quebrada  se enroscaba y vadeaba arroyos con coloridas y hermosas vistas de los cerros y verdes praderas.
Tomamos fotos por la ventanilla y sobre el parabrisas (ya había descendidos mucho pasaje), cuando uno de los conductores me dice: “no gaste fotos, resérvelas para arriba”.
Yo pensé: “para arriba”? si estamos trepando cada vez más por la quebrada.
Hicimos una detención en un lugar que justamente se denomina Escoipe: un pequeño parador de paredes de piedra, su fondo es la ladera del cerro y una espléndida vista del valle y montañas allá a lo lejos.
Salgo a observar el paisaje y tomar fotos; encuentro al llamativo turista de la bicicleta e inicio conversación sobre el lugar. Resultado era extranjero (irlandés) y casi no hablaba español; nos entendimos un poco en base a señas y pocas palabras.
Continuamos viaje, el terreno más árido, seguíamos trepando cada vez más hasta que comenzó la famosa Cuesta del Obispo.
Su camino es bastante ancho en muchos tramos y con curvas amplias que facilitan la circulación. Su vista es espléndida: a ambos lados y por encima se observa por donde se debe transitar.
Más adelante nos detenemos, bajan unos 10 o 12 jóvenes que son esperados por el guarda parque para recorrer el Parque Nacional Los Cardones.
Seguimos un corto trecho y el conductor detiene el colectivo y nos dice: “bajen, observen el paisaje, saque fotos y cuenten lo que ven a toda las amistades”
Es un mirador natural al borde del camino: a nuestros pies y abajo se divisa todo el valle, el enroscado camino que discurre por las laderas del los cerros dejando ver los distintos niveles de circulación y con un espectacular colorido a sol radiante.
La espectacular vista debe ser tomada en varias fotos pues una o dos no alcanzan a completarla.
Allí entendimos por que dijo el conductor: “no gaste fotos, resérvelas para arriba” y tenía razón.
Enseguida llegó el punto de máxima altura: Piedra del Molino con 3.600 msnm, donde se encuentra la piedra que da nombre al lugar: una enorme roca de moler tallada en granito, material que no es propio del lugar y cuyo origen se desconoce.
Aquí bajó el turista extranjero con su bicicleta todo terreno a emprender el regreso pedaleando a la ciudad de Salta.

El terreno se transforma en una enorme planicie de altura, la pampa de Tin Tin,  con un camino asfaltado denominado recta del mismo nombre y con vista del blanco nevado de Cachi.
El camino se bifurca: al NO hacia La Poma y al SO a Payogasta.
Esta localidad, que fuera un importante poblado del siglo XIX, es hoy un caserío de agricultores que cultivan las tierras inmediatas.

Siendo medio día llegamos a Cachi, pasaron casi 4 horas de viaje recorriendo solo unos 170 km.
Cachi alcanzó su mayor desarrollo a fines del siglo XIX, siendo lugar de invernada de las tropillas de vacunos y mulas en camino hacia las minas y borateras de Chile y Bolivia.
Se asentó en una pequeña meseta situada en el ángulo que forma la unión de los ríos Cachi y Calchaquí, donde la pendiente es más suave.
Almorzamos rápidamente en un comedor cercano y nos dedicamos a recorrer el poblado.
Recorrimos sus calles, visitamos la iglesia de San José (MHN), silueta propia del siglo XVIII, con extensa nave y dos capillas transversales, pisos de madera y techo con arcos de mampostería blanca donde se apoyan tablas de madera de cardón y ubicada frente a una plaza seca con piso de piedra.
Luego nos corrimos a su lateral a conocer el museo arqueológico con galería neogótica a manera de recova donde es posible apreciar una excelente muestra didáctica que organizó un grupo de arqueólogos en la década del 70 y que sigue el proceso prehispánico de la región.
Seguimos trepando sus calles en dirección a una hostería del ACA para luego regresar por otras calles y observar desde arriba el río Calchaquí  y edificaciones típicas del pueblo.
Finalmente recurrimos a la plaza principal, cercada en su perímetro por pircas de piedras y observando jugar los niños de la escuela gozar de unos mates.
Se hizo la hora de subir al colectivo para el regreso a la ciudad de Salta, con bastantes menos pasajeros y haciendo el mismo y único camino que el de la mañana.
En el parque nacional Los Cardones nos detenemos a esperar que trajeran a una de las jóvenes que estaba descompuesta por el recorrido en altura y bajo el pleno sol.
Luego en la escuela rural suben todos los niños escolares en regreso a sus casas.
Nuevamente el “buenas tardes” a todos y a medida que fueron descendiendo el “hasta mañana” y cada uno cuidaba de sus hermanos menores que bajaban por los senderos de las laderas.
Hasta el conductor les aconsejaba a los mas mayores el cuidado de los menores.
Fueron subiendo algunos pasajeros y descendían a medida que se llegaba a las localidades más importantes hasta que arribamos a la terminal de bus de la ciudad capital sobre el final del día.
Al hotel, ducha, breve descanso, a caminar por el centro, cenar dispuestos en mesas sobre la vereda en la esquina de la plaza principal y al descanso.
Final de la jornada: muy recordada por lo que nos deparó, con esplendidas vistas de la geografía y lo destacado: la educación y comportamiento de los escolares.

Aprendimos como se respeta el tiempo de los demás.
Comentario Final:
Lindo viaje y distinto a los habituales. El hacerlo sin el coche nos permitió caminar mucho la misma ciudad salteña. Cumplimos con los objetivos propuestos, además del atrasado festejo nuestro aniversario.
El Renault descansó en el garage, lo notamos un poco resentido.
Las fotografías son de nuestra propiedad.
Experiencia vivida por Carlos Massarutto y Susana Villa en octubre/2000.

No hay comentarios: