jueves, 26 de julio de 2007

Vamos a IRUYA


ESCAPADA a IRUYA.Relato escrito en abril del 2006.
Ubicación geográfica: Noroeste de Argentina.
Datos:
Fecha del viaje: marzo/2.006.
Integrantes: 2 personas: Carlos y Susana, los abuelos en un auto convencional –Renault 9.
Itinerario: salida desde Lomas del Mirador (Gran Bs. As.), ciudad de Santiago del Estero, Rosario de La Frontera (Salta), en provincia de Jujuy, Humahuaca, Susques, Purmamarca, Rosario de La Frontera (Salta), Rafaela (Santa Fe) y regreso a Lomas del Mirador (Gran Bs. As.).
Extensión: 5.053 kms. Duración: 12 días.
RELATO.Día 5- 8:00 Hs desayuno y salida al norte por RN 9 para visitar el pueblo de Iruya, en la provincia de Salta -distante unos 74 km- con un día de sol radiante.
Tras de 25 km de asfalto, desvío al este por RP 13 de ripio, bastante solitaria y sinuosa. Este camino nos lleva hacia las sierras de Santa Victoria, que en su máxima altura constituye el límite provincial entre Jujuy y Salta.
El primer y único poblado que se cruza se llama Hipólito Irigoyen, pero es más conocido por el nombre de la estación del ex ferrocarril Belgrano: Iturbe, con 3.300 m.s.n.m.
Actualmente es parada del colectivo que une Humahuaca con Iruya y donde funcionan algunos puestos artesanales para deleite del turismo.
A partir de allí, se vadean varios arroyos y el camino se torna muy sinuoso y angosto, donde en muchos tramos sólo puede circular un solo vehículo y todo en ascenso hasta el límite provincial.
De tener que cruzarse o sobrepasarse con otro vehículo, uno se detiene en el sitio apropiado que lo permita, o bien, se retrocede hasta el lugar adecuado.
Así llegamos al límite provincial, el abra del Cóndor a 4.000 m.s.n.m., donde comienza un continuo, sinuoso y siempre angosto descenso hacia Iruya.

Su característica es: interminables curvas y contra curvas, muchas muy cerradas, con precipicios de un costado y laderas del otro, con espectaculares paisajes de pequeños valles y coloridos cerros, con vistas de algunos picos montañosos por debajo del nivel que se transita en el enroscado camino y finalmente algunos cruces del río Iruya, por su pedregoso lecho, hasta llegar al pintoresco pueblo.
Recuerdo el comentario que hizo un conocido: “me dolían los brazos de tanto girar el volante y las curvan seguían…, seguían… y seguían…”.
Iruya a 3.000 m.s.n.m., es de origen prehispánico y esta emplazado en la desembocadura de una pequeña quebrada, donde nace su río que proviene de un alto sitio con fuerte pendiente.
Frente a su pequeña plaza triangular de piso empedrado se levanta la Iglesia de Nuestra Señorea del Rosario y San Roque, con nave y torre única y de simple interior.
A esta plaza arriban los colectivos, descienden sus pasajeros, descargan los bultos transportados en el techo del mismo y se retiran –en regreso- a una zona del camino junto al río donde pueden estacionar.
¿Por qué? es la pregunta: por que allí no existe espacio para el estacionar vehículos.
En Iruya solo se circula a pie y sus recorridos no se miden en km de distancia sino en horas de duración.
Sus calles son de piedra y empinadas, siempre se sube para llegar o regresar de algún sitio; también son muy angostas, como máximo se alcanza al estacionamiento de un vehículo pero con su lado derecho bien pegado a la pared de la casa, dejando una estrecha vía para el paso de la gente.
Una característica distintiva de Iruya es que esta emplazada en las laderas de los cerros, no en un valle como la mayoría de los pueblos montañosos. Esta “colgada” de la montaña.
Alguien comentó que “Iruya no tiene horizonte”. En principio no me gustó la expresión, pero ello es verdad.
Hacia dónde uno dirija la vista siempre observa laderas de montañas, solamente hacia arriba se aprecia un intenso de cielo azul y casi no es posible ver el horizonte.
Nosotros recorrimos su poblado, descendimos hacia el lecho pedregoso y seco del río, conversamos con algunos de sus pobladores, que nos transmitieron sus costumbres, medios de vida y vivencias en el lugar y emprendimos la vuelta ya pasada media tarde.
El regreso es por el único camino que hicimos para llegar, con la sola diferencia que, lo que era bajada desde los 4000 mts, ahora es “todo subida” y despierta otras nuevas vivencias.
Ocurre que al trepar y mirar hacia arriba se observan los distintos niveles del camino, uno por sobre el anterior, y otro por sobre éste, y otro…, y otro más…, así hasta girar y cambiar a otra ladera del cerro y se repite lo mismo.
La sensación que produce es que se transita con el vehículo por “una escalera” desconociendo lo que sigue mas adelante.
Pudimos apreciar como circula por allí el colectivo de servicio regular de pasajeros.
Son vehículos de corta distancia entre ejes, están dispuestos a un menor largo entre su frente y cola.
La rueda delantera esta ubicada entre el primer y segundo asiento.
Por lo cual ocurre, que en las curvas las ruedas pisan por el borde del camino, dejando parte de su carrocería al vacío por sobre el precipicio.
Los pasajeros de las ventanillas disfrutan al máximo del vacío.
Al completar el giro, el parabrisa de su frente pasa a escasa distancia de la pared del cerro, como si lo embistiera.
Pero no hay que preocuparse demasiado por ello, pues según dicen, en los recorridos nocturnos no se siente ese temor por el viaje !!!!!!
Lo que falta del regreso, desde el límite provincial hasta Iturbe y hasta RN 9, ahora es descenso y después de lo vivido resulta un juego de niños.
Arribamos a Humahuaca, nos encontramos y charlamos con una familia conocida de Río III, también lo hicimos con un joven español de Barcelona, quien nos manifestó su sorpresa por
Iruya, y los miedos que sufrió en el recorrido del colectivo en que viajaba, su asombro por los precipicios y la altura del camino y de las montañas.
Nos dijo: "a pesar de todo me gustó cag.... de miedo"
Le dijimos: “esto en Europa no se consigue”!!!!!.
Final de la 5ta jornada: un día distinto por lo conocido y vivido. Fue nuestra primera oportunidad de “enroscarnos” tanto dentro de la montaña, aunque no fue un record de altura por el que transitamos.
Ah!, le dijimos al inicio de este día, que para llegar a Iruya se recorren solo 49 km de ripio por la montaña, pero los mismos insumen aproximadamente 3 horas de viaje o quizás más.
Entusiasmados, para el siguiente día pensamos viajar a La Quiaca.
Experiencia vivida por Carlos Massarutto y Susana Villa en Mar/2006.

Las fotografías son de nuestra propiedad,
Lomas del Mirador- pcia Bs As.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ustedes son dos abuelos ídolos, recién casados y con 31 y 32 años Natalia y yo no vamos a Iruya este enero, ojalá cuando seamos abuelos podamos hacerlo otra vez. Gracias por compartir su experiencia.

Rosa Rovere dijo...

Bellamente contado!! Conozco casi toda la Argentina, bella!!! este lugar está en mi deuda!!! Mi médica me habló mucho de él. Soy una abuela con 71 años y mi pasión es viajar y sino recorrer con quienes lo han hecho. Cariños!!!

Carlos y Susana. dijo...

Hola Rosa. Las deudas hay que saldarlas!! Consultar (por las dudas) a tu medica y Animarse!!!